En Canyamel el tiempo parece detenerse. El valle, su costa serpenteante de roca y arena fina y sus monumentos arquitectónicos de valor incalculable trasladan a sus visitantes a un pasado lejano, hablan de historia y escenifican la tranquila y pausada evolución de la zona.
Canyamel es un pueblo típicamente mallorquín, casi inexplorado, tranquilo y paradisíaco, con una playa de bandera azul rodeada de montañas y bosques de pinos. Ideal para aquellos que deseen desconectar durante sus vacaciones en Mallorca y también para los que busquen pasar largas temporadas, o vivir en un entorno tranquilo y apartado.
Durante el siglo XVIII en Canyamel se cultivaba la caña de azúcar; de ahí procede su nombre, que también contiene el término “mel” (miel en latín y en mallorquín). Las anécdotas y gestas plagan de historia su pasado, aún hoy en día se conservan torres de vigía que antaño servía para la defensa de los ataques corsarios.
Uno de los emblemas arquitectónicos de la zona es la torre de Canyamel, que preside el valle a través del que se accede al pueblo. Construida en el siglo XIII, actualmente acoge conciertos y actividades culturales. Por las noches se ilumina, ofreciendo una excepcional exhibición luminosa que contrasta con la belleza natural del valle. Se trata de una de las vistas más llamativas que se pueden observar y admirar desde las villas de lujo de Cap Vermell Estate.
Cap Vermell es un saliente rocoso imponente que preside la costa de Canyamel y que se caracteriza por ofrecer un espectáculo visual de tonos rojizos al chocar los rayos solares con la piedra al atardecer. Un auténtico placer, como el de disfrutar de la maravillosa puesta de sol que muere directamente en el mar desde la terraza chill out de Cap Vermell Beach Hotel.
En definitiva, Canyamel es un lugar para explorar; para dejarse llevar por sus sinuosas carreteras entre el valle y las montañas hasta las aguas cristalinas de su playa paradisíaca; para dejar volar a la imaginación con su historia repleta de corsarios y cañas de azúcar; y también para relajar cuerpo y mente.
Por algo será que los británicos lo llaman “Caramel”. Es un auténtico dulce del Mediterráneo.
Canyamel